sábado, 21 de fevereiro de 2015

Reseñas de vida en Argentina

YO SOY UNA DE LAS TANTAS MARÍAS QUE EMIGRARON DE PORTUGAL

Mis padres me trajeron de mi Portugal querido a los cinco años. Llegue a la Argentina un 9 de Octubre de 1950 en el barco "Salta". Ese era su nombre. Yo la pase muy bien, para mi era como un paseo, jugaba, corría por todo el barco, claro todo era una novedad, habían muchos chicos y chicas, calculen eran 600 que emigraron para América, con todas las ilusiones de trabajar, de ganar plata y volverse a los 5 ó 10 años junto a sus familiares, porque era un momento muy difícil para Portugal
Yo con mis cinco años me habitué muy pronto a las costumbres argentinas. En marzo 1951 empecé primer grado. Como era pizpireta, enseguida aprendí a hablar castellano A mis padres les resultaba más difícil entender y hablar. Yo con mis cinco años comencé a hacer los mandados, iba al almacén, carnicería (me acuerdo que no llegaba al mostrador),y los doños me cargaban por mi forma de hablar
Mis padres se dedicaran al cultivo de flores. Los primeros tiempos trabajaran con un tío y luego se independizaron y Portugal cada vez lo veían más lejos.
Mi niñez fue bastante tranquila, ayudaba a mis padres y siempre soñaba tener un hermano. Cuando tenía 14 años mis padres hicieran realidad mi sueño, me dieran la noticia que iba a tener un hermanito,. Para mi fue el mejor regalo, me sentía su mamá, hoy en día lo siento como sifuera mi hijo mayor
Los sigo contando mi vida. A los 17 años empecé a bailar en un conjunto portugués, que ya pertenecía a Casa de Portugal, la sede se encontraba en La Plata. Me resultó un poco difícil convencerlo a mi papá. Era un hombre de costumbres antiguas, creyó que traídas de Portugal, pero era tanto el sentimiento que accedió, Duró mas o menos dos años y hasta llegamos a bailar en un programa televisivo que mostraba bailes típicos europeos.
Llegó la etapa de tener novio, mis padres me levaban a distintos clubes. En uno de eses bailes llego mi príncipe portugués, era un dos chicos que vino conmigo en el barco, las vueltas de la vida nos volvían a juntar. Hoy es mi esposo,, el padre de mis tres hijos. Seguimos nuestra vida trabajando en el cultivo de flores. Al año e medio de casada nació la primera hija, las cosas se complicaron un poco, ya que en ese intervalo tuvimos dos perdidas importantes (en nuestro trabajo) que nos dejó casi sin nada, dos temporales de granizo y piedras nos destruyen casi todo). Mi marido quedó muy triste y desilusionado, pero Díos nos dio fuerza y continuamos
A los años buscamos nuestro segundo hijo, e cual no fue la sorpresa el día del parto, eran dos varones, por suerte muy sanitos.
En ese momento las cosas se complicaron un poco mas, éramos una familia numerosa, con dos bebes, que no llevaban muchas horas de cuidad. Fue entonces cuando decidimos mudarnos, más cerca de comodidades y cambiar nuestro rubro laboral. Pusimos un negocio para que mis hijos pudieran seguir sus estudios con más facilidad. Mis hijos fueran creciendo y logramos darle un estudio, hasta que mi hija mayor se casó. Y fue ese momento, después de 45 años, que pudimos cumplir nuestro sueño de volver a Portugal. Fue muy emocionante al ver a mi marido abrazar a su abuelita de 96 años, recuerdos que jamás olvidaré, al igual que volver al lugar donde nací y abrazar a mis tíos y primos.
Después llegaron los nietos, primero Melisa (ahora 12 años), luego Mateo (ahora 8 años), que me llenaron felicidad, pero lamentablemente la vida nos da y nos quita, en ese tiempo sufrí dos perdidas muy importantes, primero mi papá y los dos años mi mamá.
Luego se casó uno de los melli hace 4 años El otro melli formo pareja y me dio otra nietita, ahora con 4años.
En estos años y siempre con este sentimiento tan fuerte hacia mi país, tuvo la necesidad de dejarle una pequeña herencia, pero para mi muy importante, a mis hijos, que fue la nacionalidad portuguesa para los tres. Cual fue mi sorpresa. que ya teniendo mis dos nietos, Melisa y Mateo, mi yerno se quedó sin trabajo y decidieron probar suerte en Portugal, estuvieron un año y medio y vendo que no se podían adaptar se volvieron. Pero por suerte durante ese periodo tuvo la oportunidad de volver a mi tierra querida para ayudar a mi hija que estaba sufriendo mucho el desarraigo. Y… la historia se repetía (también yo había vivido con mis padres cuando recién llegados a Argentina)
Durante ese año y medio uno de mis hijos que vivía ilusionado con conocer el país de sus padres, viajo cumpliendo dos objetivos, el de pisar la tierra de sus raíces y abrazar a sus sobrinos.
Mi otro hijo también tiene alma de inmigrante. Viajo a Portugal, conoció también la tierra y se instalo en España a trabajar, luego volvió, se fue nuevamente, pero siempre regresa a su tierra, será su destino.
Esta es la historia de mi vida, y si alo tengo claro en mi mente, es que me siento orgullosa de ser portuguesa, nuestra colectividad tiene cabida en cualquier lugar que nos encontremos. Poder tener amigos argentinos que no nos hagan sentir diferentes, es lo más preciado, por lo menos para mi.
Ahora con mis sesenta y pico solo pido tener salud junto a mi marido, hijos, nietitos, nueras y yerno.
Sentir la amistad de la “Mujer Migrante” es importante también para mí en esta etapa de mi vida, pues esta asociación me hace sentir que podemos luchar por algo o por alguien, ya sea con apoyo económico o moral a nuestros compatriotas mas necesitados, que es el don mas preciado que Díos nos dio como seres humanos.
Con estas palabras me despido y agradezco a quién haya leído: LA HISTORIA DE MI VIDA
Gracias
Maria
ADRIANO DIZ Y ADELAIDA ALVES

Esta es la historia de Adriano Diz y Adelaida Alves, mis padres, dos portugueses que vinieron a Argentina en 1934 y 1939, respectivamente. Pero como todas las historias esta tiene un comienzo.
Adelaida y Adriano nacieron en Monção de Minho, ambos en 2016. Un día, dieciséis años mas tarde, sus destinos se cruzarían para siempre. Ella volvía del molino y él de las canteras de su padre, él con las herramientas en el hombro y ella con en cuenco de harina sobre la cabeza, se miraron y ela la dijo a una amiga que la acompañaba: “Qué lindo muchacho, lástima que le falta un ojo!”
El la escuchó y pensó que nunca más iba a poder encontrarla. Sin embargo, al poco tiempo, volvieron a encontrarse en una feria del pueblo. Casualmente, a ella se le habís perdido algo y é, atento, lo encontró e se lo entregó, así comenzaron a conversar. El iba al pueblo a verla todas las semanas. Pías era el pueblo de mamá y Cambezes el de papá, qie iba saltando las acequias con los zapatos en la mano para no ensuciarse pantalones ni zapato. Eses encuentros duraron mueve meses pero fueron suficientes par que se enamoraran para siempre.
Un día a papá le llego al llamado de un hermano que ya vivía en Argentina, Antonio, que lo invitaba a venir, para que lo ayudara en el trabajo.. Mi padre fue a contarle a su novia que esa era la oportunidad para poder hacerse un capital y poder oferecerle a ella algo mejor, aunque estaba muy seguro. Para ese entonces mi madre trabajaba en la casa de los propietarios de una finca en tareas de labranza y él seguía trabajando en la cantera sin posibilidades de progreso. En realidad, si bien el viaja hacia estas tierras era una oportunidad, la inseguridad de mi padre radicaba en que mi madre, al estar separada de él, podría enamorarse de otro y así se lo dijo. Ella le aseguró que esperaría su llamado o su regreso.
Adriano se vino al país y Adelaida quedó esperando en Portugal. Pasaron cinco años, él arreglaba casas que compraba su hermano, cobrando luego el alquile por las habitaciones. Ella seguía trabajando la tierra y desoyendo ofertas de otros pretendientes que fueran apareciendo, hasta que un día, recibió la carta de papá en donde le mandaba el pasaje. Así se embarcó en un barco de bandera francesa, del que hoy no recuerda el nombre, junto con un hermano de Adriano, y su esposa, que no la dejaron sola.. Por fin, llegaron a Buenos Aires el 18 de julio de 1939. Adriano la estaba esperando junto a su familia,
Me lo imagino vestido de punta en blanco, con su sombrero, traje y unos bigotes a la usanza que lo hacían mayor de lo que era y que mi madre no había conocido en él. Por eso, al asomarse por la borda y ver que la saludaba con el sombrero por el aire, le dijo a los cuñados: “Ese no es mi Adriano”
Tanto es así que mi madre traía de regalo para papá un reloj de cadena que el le había pedido y mi madre le gritaba que se lo tirara, ella no quería por miedo de que él no fuera Adriano. La insistencia de mi padre y las palabras de los cuñados hicieron que accediera y le arrojara el regalo. Al recibirlo fue para el como tenerla en sus brazos, me contaría luego.
Ella fue la última a bajar. Una valla la separaba de mi padre y su familia. Se saludaron, pero un comisario de bordo la estaba esperando para acompañarla al Hotel de inmigrantes del que no debía salir hasta estar casada. Pero el tío Antonio tenía otros planes.
la limpiando y administrando esos cuartos..Más tarde mi padre intentó otros trabajos, asociarse con otros inmigrantes en el rubro gastronómico, empleado de garaje lavando autos y así se fueron haciendo su patrimonio, de día construyendo su casa en el barrio de Saavedra, Vigila y Pintos, y de noche trabajando y ella acompañándole siempre, gastando lo menos posible y ahorrando todo cuanto pudieron.
Yo ya había nacido en 1941, un 14 de noviembre, única hija porque los hijos eran un lujo que no podían darse. Recuerdo que un día yo enfermé de apendicitis, tenía cuatro años y estaba internada en el Hospital de Niños, al poco tiempo se me declaró una hepatitis. Un medico amigo de mi padre que había logrado verme en el hospital, le dijo a él que me sacara de allí porque me estaba muriendo. Mi padre entró por fuerza, empujando a unas monjas, en la sala, fuera del horario de visitas, me alzó y envolviéndome con las mantas de la misma cama me sacó des hospital, mientras los médicos y las enfermeras lo corrían. Por segunda vez, tomó por derecho lo que le pertenecía como ya lo había hecho con mi madre. Esto lo pinte de cuerpo entero.

La vida continuó, yo me casé y tuvo un hijo. Mi padre vendió la casa de Saavedra a instancias de mi madre y hoy, cincuenta años después, estoy escribiendo esta historia. Mientras tanto mi padre con sus 91 años sigue soñando con regresar a Portugal

HISTORIA DE VIDA DE MIS PADRES

Mi papá nació el 19 de abril de 1922. Eran cuatro hermanos y fue el único que se vino a la Argentina. Un solo hijo era del matrimonio. Los otros tres no conocieron a su papá, eso fue todo un misterio en el pueblo, ya que tienen el apellido de la mamá. Eran los más pobres del pueblo… Una vida tan triste, pasaron mucha hambre, vergüenza. Le gustaba leer y fue a la escuela descalzo. De muchachito se fue a trabajar a la ciudad de Porto, de pedrero.
Mi mamá nació el 26 de julio, una mujer de carácter fuerte, pero de buen corazón. No sabe leer, ni escribir. Dice que no pasaba hambre y acompañaba al papá a la feria para vender todo lo que cultivaban. Se fue también de muy chiquita a trabajar a Porto, una niña muy independiente y decidida a pesar de sus 12 años. Después de unos años conoció a mi padre en esa ciudad. Mi papá trabajaba de pedrero y albañil, mi mamá trabajaba en una quinta y vendía lo que cultivaba en un Plaza, después era la sirvienta de los patrones, toda una vida de trabajo “esclavo”.
Mi papá se vino a la argentina en el año de 1950 por medio de un amigo del pueblo que le consiguió trabajo en un horno de ladrillos. Mi mamá se quedo y siguió trabajando duro para juntar el dinero para seguir mi papá, por esa razón luchó contra toda su familia porque no querían que se venga y por eso es la única que esta en argentina. Ella tenía primos en Uruguay y en 1953 vino en barco allí con carta de llamada de mi tía. Como se tardaba mucho en llegar, ella trabajó en el barco. Una vez llegada a Uruguay estuvo en la casa de mi tía trabajando tres meses para acabar de pagar el viaje e ir al encuentro de mi papá. Él no sabía cuando iba a llegar ella, ni ella sabía como iba a reaccionar él y si no tendría otra novia. Al puerto llegó sola sin saber leer y hablar el idioma, solo con una carta con una dirección de Rafael Castillo. Llegó a la estación y ahí preguntando se encontró con unos amigos de mi papá que la acompañaron hasta el lugar donde el estaba. Este matrimonia tenía tambo y la propusieron a mi mamá que trabajara allí, da a poco fueron organizando el casamiento, el cual se llevo a cabo en la Iglesia de Rafael Castillo. Mis papás cuando se casaron no tenían nada, por ello trabajaron y se sacrificaron para ahorra dinero para poder comprar un lote en Isidro Casanova.
En 1954 nací yo y en el terreno habían construido con sus propias manos un local grande. Mi papá
Dejó de trabajar en el horno para poner junto a mi mamá una despensa y un bar y así salieron poco a poco adelante.
En 1956 nació mi hermana. En Casanova vivimos años muy duros, de muchísimo trabajo. Era un matrimonio muy fuerte, mi papá era callado, llorón, melancólico, con una historia de vida que lo marco muchísimo. Mi mamá, con un corazón muy bueno, pero con carácter muy fuerte para poder defenderse ya que no sabía leer ni escribir, pero no números (plata) la conoce muy bien para poder vender y comprar. La vida le enseño a defenderse y por eso siempre tiene una contestación para dar.
En 1960 mi papá volvió a un horno de ladrillos entre Merlo y Mariano Acosta, alquilaron lo bar y la despensa y luego de andar viajando de un lado a otro nos fuimos a vivir al horno Yo tenía 9 años, pero los años mas duros vinieron después, ya que mi papá tenía épocas en las que bebía muchísimo, era una persona con un dolor muy grande en el corazón ya que no conocía la procedencia de su origen (padre). Decía que si conocía a su papá lo iba a correr a piedrazas y a su mamó no la volvió a ver más.
En 1966 nació otra hermana y en el horno mi papá en esa época ya era socio junto con otros, cinco hermanos. Mi papá se encariño mucho con eses muchachitos y con su mamá, que también eran portugueses. Luego se fueran casando con muchachitas portuguesas, algunos por poder, otros in Portugal y otros en Argentina, entre estos estoy yo. En estos años maravillosos vinieron los hijos, entre todos había 22 chicos que se criaron juntos. Todo tan lindo, eran puras emociones, nos divertíamos mucho en las fiestas, las comidas tradicionales, haciendo el vino, la grapa, las carneadas, los chorizos,.Compartíamos todo, disfrutábamos de todo lo bueno y afrontábamos las cosas malas que nos tocaba vivir. Desde el año 1965 hasta el año 1989, compartíamos el trabajo, día a día, éramos una grande familia, nos solidarizábamos unos con otros, era un horno de ladrillo ejemplar
El sueño de mis padres fue ir a Portugal junto a su familia, sus tres hijas. Dos ya estaban casadas, por eso tuvieran que dejar sus esposos e hijos y la menor .El viaje fue el regalo mas lindo, la emoción mas grande, no se puede explicar lo que fue ir a Portugal en el año 1980, fue muy fuerte, un regalo de la Embajada para mis papás. La emoción, la alegría de pisar la tierra de mis papás, y la de mi esposo. “El sueño de mis padres”. Fue involucrarme, inolvidable conocer la a las familias de las que tanto había oído hablar y recorrer los lugares donde ellos habían nacido, vivido y sufrido, a la vez.
Mis papás disfrutaron de sus tres jijas, sus tres yernos, sus doce nietos, y sus dieciocho biznietos (algunos mi papá no llego a conocer), toda una familia maravillosa. Gracias a Dios.
Mi papá dentro de mi corazón desde 1987, mi mamá esta dentro de mi corazón junto a nosotros


Maria Isabel Crespo

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